ORIGENES DEL NOMBRE DE GUNTIN DE PALLARES:
El nombre de Guntín, según López Peláez, puede derivarse del de
Guntino, como dicen los deudos o siervos del Obispo Odoario. Pero ya
antes estas tierras figuraban en las tablas de Ptolomeo bajo el nombre
de Aqua Quintinae, estando pobladas por los llamados Surbos ou seburos
y cuya localización está, según muchos autores, en San Salvador de
Guntín a orillas del río Ferreira.
Se sabe que los romanos se dedicaron en esta comarca a la extracción
del hierro, lo que supone que po r aquellos tiempos había herrerías, de
donde tomó el nombre el río Ferreira, encontrándose en algunos lugares
escorias de hierro, principalmente en las proximidades de la casa de
los Marqueses de Valladares, actual casa da Ferrería.
Aún que son muchas las teorías que se formularon sobre los orígenes del
condado de Pallares, nos centraremos en la de López Peláez, Magistral
de la catedral de Lugo y arzobispo de Tarragona, que dio a entender que
el verdadero Condado de Pallares estaba próximo a Lugo, a diferencia de
la opinión que sobre este tema tiene Ferrando, que lo sitúa en tierras
de Monforte. Así, López Peláez lo sitúa en la región que bañan los ríos
Miño y Ferreira.
En un trabajo manuscrito inédito de Don Buenaventura Cañizares se hace
un minucioso estudio de los concilios lucenses a través de dos
conocidos instrumentos procedentes del archivo de la catedral que
contienen importantes noticias del tiempo de los suevos. Basado en
tales documentos, procede a la división de los once condados que
formaban el territorio de la diócesis lucense según la demarcación
suévica, y, refiriéndose al sexto, denominado Pallarense, nos dice que
comenzaba donde entra, en el Salicida, el río Argonde, nombre de un
lugar de la parroquia de Campo a la derecha del Miño, en el término
municipal de Lugo.
Durante la agitada y turbulenta minoría de edad de Alfonso
XI(1312-1350), el infante Felipe usurpó muchos bienes a la catedral de
Lugo y dominaba en esta ciudad. el obispo buscó la alianza de D.
Alonso, hijo del infante D. Juan, y, para atraerlo mejor a su partido y
hacer de este modo que su ayuda fuese más inmediata, le entregó en 1315
la encomienda de todo el territorio conocido con el nombre de Coto de
Lugo y de Pallares. Este hecho es indicativo de la proximidad del
Condado de Pallares y el de Lugo, desbancando en parte la teoría
anteriormente mencionada de Ferrando, que lo sitúa cerca de Monforte.
Ya mucho antes, reinando D. Alfonso, allá por el año 1078, se reconocía
en escritura pública que eran condados realengos los de Chamoso, Narla,
Rábade, Pallares, Sobrado, Ferreira y Portomarín.
Don José de Pallares y Correa obtuvo el título de Conde de Pallares por
real despacho de 26 de julio de 1815, con el vizcondado previo de
pallares, condado que actualmente ostenta el escritor D. Luis Vázquez
de Parga e Iglesias de la Riva, VI conde.
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EL ESCUDO DEL AYUNTAMIENTO DE GUNTIN DE PALLARES:
Sin entrar a analizar con minucioso detalle todos los elementos que
componen el escudo, si haremos referencia a los más destacados del
mismo, que son las olas de color azul que aparecen en su parte
inferior, y el brazo sosteniendo tres espigas doradas.
Las olas de agua hacen referencia a las aguas termosulfurosas que se
encuentran en la parroquia de San Salvador de Francos. Estas aguas sin
duda fueron las que dieron origen al nombre que aparece en las tablas
de Ptolomeo, el cual nombra el territorio de Guntín coma Aqua
Quintinae.
El otro elemento del escudo es el brazo que coge tres espigas. Sobre
este elemento hay una historia que aparece referenciada en la obra
"Argos Divina" sobre los cercos de la ciudad de Lugo, del Dr. Juan
Pallares y Gayoso publicada en el año 1700. La historia cuenta que en
tiempos de Alfonso II, El Casto (791-842) el conde de Pallares hizo una
hazaña que salvó la ciudad de Lugo del asedio de los moros, que tal y
como se cita en la obra trataban de entrar en ella. Se habla de que era
el tiempo de la cosecha y de que los moros trataban de que por hambre
la ciudad cayese rendida a sus deseos. Fue entonces cuando una noche y,
sin que nadie lo viese, el mencionado conde de Pallares salió de la
ciudad y segó un puñado de espigas que metió en dicha ciudad. A la
mañana siguiente, cuando los moros ya se daban como vencedores,
apareció el Conde de Pallares, armado, en lo alto de la muralla para
arrojar las espigas que recogiera la noche anterior. El moro, al ver
esto, pensó que lograran entrar refuerzos y provisiones en la ciudad
que estaba asediando, por lo que acto seguido levantó el cerco al que
tenía sometida la ciudad.
Las doradas espigas, como textualmente se cita en la obra de Juan
Pallares, "aclamaron el merecimiento del valor del conde", cogiéndolas
en una manopla, salpicadas de sangre, para el escudo de sus armas y
primitiva casa solariega del coto de Francos, sobre el Miño y a dos
léguas de la ciudad de Lugo. Como los once condes eran caudillos en las
conquistas, tenían castillos a los que llamaron solares, tan antiguos
que ya eran condes en los tiempos de los suevos, tal y como consta en
el segundo Concilio lucense, donde están señalados los distritos.
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CASAS Y FORTALEZAS EXISTENTES EN LA ACTUALIDAD:
FORTALEZA DE A MOTA:
La Fortaleza de A Mota fue fundada en el siglo IX por el conde de Lugo
Don Ero Ordóñez, descendiente del antiguo linaje de los Cambero del
Castillo de Castro Candad y del Conde Don Mendo de Gaurona, sobrino de
Desiderio, último rey de los lombardos de Italia.
Don Ero fue uno de los magnates más poderosos do su tiempo, contando
con muchos señoríos y vasallos en Galicia y en Asturias, de donde era
natural. Asistió a la consagración de la apostólica iglesia de Santiago
en el año 899, cuya solemnidad fue presidida por el Rey Alfonso II, El
Magno, quien lo nombró su Capitán General, por ser esforzado guerrero,
tal y como demostró en la conquista de la ciudad de Coímbra y en otras
batallas, en las que tuvo la fortuna de salir victorioso.
Don Arias Conde Monterroso fue señor de la Mota, quedando como heredera suya su hija única Doña Elvira de Ulloa Ribadeneira y Taboada, casada con Don Pedro Taboada y Ulloa.
En tiempos del Rey don Juan II era señora de la fortaleza de la Mota de
Pallares Doña Teresa García de Baamonde y Montenegro, casada con Don
Lope Alonso de Lugo y Ocampo, señor de la casa de Lugo, quienes
tuvieron por hijo a Don Álvaro Yáñez y Baamonde.
La fortaleza pertenecía en 1612 al señorío de los Obispos de Lugo. Así
resulta de la escritura de foro otorgada en dicho año desde los
palacios episcopales de fecha 13 de agosto.
El rey don Felipe IV concedió el título de San Miguel de las Penas y La
Mota a Doña Constanza Arias Ozores Lemos y Ulloa, dama de honor de la
reina, nacida en Lugo en 1669.
La parroquia de San Esteban de La Mota está situada sobre el margen
derecho del Río Miño, en tierras de Pallares, del municipio de Guntín.
En el lugar de la Mota se levanta un castillo que lleva este nombre y
que actualmente pertenece a la casa de Camarasa. Las dependencias que
formaban la residencia y fortaleza actualmente se encuentran dedicadas
a casas de labranza, conservándose aún buena parte del recinto
amurallado que rodea la torre y los salones por los sus frentes Este y
Sur, con un cubo o torreón en el extremo nordeste que enlaza con la
edificación formando un ángulo recto en línea con la esquina exterior
de la misma, con dos troneras, una hacia el norte y otra hacia el sur,
y otras dos en el tramo recto, dispuestas, sin duda, para proteger el
punto de entrada más accesible a la fortaleza.
La muralla, de bastante espesor, tiene un solo petril, el externo, que
le sirve de parapeto defensivo a través de distintas troneras
existentes en las fuentes y ángulos de todo el recinto, troneras que
miden sesenta centímetros en el derrame interior. El torreón ofrece dos
de estas troneras, una hacia el Este y otra hacia el Norte. Entre la
muralla y las dependencias de la fortaleza se abre un patio corrido que
le sirve de foso.
La torre del homenaje se encuentra truncada en su parte alta y sin
almenado y está cubierta actualmente con tejado de cuatro aguas de
piedra pizarrosa. Es de forma cuadrada, de unos nueve metros de ancho
con un hueco en la entrada en arco semicircular que en el interior se
acusa ligeramente apuntado, construido de mampostería de pizarra en
rajuela, con puerta de madera y portillo, que se refuerzan con fleje de
hierro. El tímpano de la puerta se apoya en dos ménsulas ligeramente
moduladas. Consta la torre de soto de dos plantas con una altura
aproximada de catorce metros.
En la puerta de entrada al salón principal se advierten huellas de
reforma. Es también de arco semicircular con dovelas y jambas de piedra
granítica. Tiene de ancho 87 centímetros y de alto 195 con un espesor
de 80 cm. en el muro. En la parte superior izquierda, hay una piedra de
armas de 34 por 50 centímetros con cuatro barras verticales, y, en la
bordura ocho calderos con el brasón de los Taboada.
Según Bona, esta fortaleza figura entre las que fueron destruidas por
las revueltas de los Irmandiños en el siglo XV; nada de esto se
menciona en la escritura del foro otorgada en 1612 por el Obispo Sr.
García de Valdemoro. Solamente que estaba mal cuidada y con todos los
tejados caídos por abandono de los antecesores en la posesión, que
dejaron de repararla y que así parecía que estaba muchos años atrás,
por lo que deseaban reedificarla y ponerla en su estado primitivo.
En el provincial de Lugo se guarda una cadena compuesta por 24
eslavones de hierro redondeado a la forja, en forma de ochos, con un
grosor de 23 milímetros. Mide en total cinco metros y medio y termina
con una argolla del mismo espesor de 18 centímetros de diámetro. Puede
ser que esta cadena perteneciese en su origen al puente levadizo o que
fuesen utilizadas como cadenas de asilo.
Desde el Castillo de La Mota se divisan los picos de Goián, donde se
encuentra el famoso santuario del Cristo de este nombre, y los de
Paradela, Páramo, Puebla de San Julián, Corgo y Puertomarín.
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CASA TORRE DE LOUSADA (CASA DE TINO GRANDÍO):
En el primer tercio del siglo XIX era dueño de la torre D. Juan Seijas
Ulloa, y, según venía recogido en el Diccionario Estadístico Histórico
de España, era una fortaleza de construcción sólida. Pese a las
distintas modificaciones que sufrió la casa-torre con el fin de
acomodarla a vivienda, podemos apreciar aún en ella señales evidentes
de la importancia que pudo tener en su época. La parte posterior de la
casa tiene una longitud aproximada de unos veinticuatro metros,
constando de dos plantas. Pegada a esta fachada está la torre que se
eleva un piso más por encima de la casa. En esta parte alta tiene un
hueco pequeño de ventana con unas troneras en el piso intermedio y dos
en la planta baja, sin duda empleadas para la defensa con armas de
fuego.
Este tipo de construcción está llena de historia y de acontecimientos
que permanecen reflejados tan solo en la memoria colectiva de la gente.
Así, una de ellas habla de que en el patio de la casa había una cadena
que descendía desde la torre hasta un pilón y que todo reo perseguido
por la justicia que lograse librarse de la cadena era absuelto de todo
delito cometido. No menos sorprendente es la que habla de un
acontecimiento que tuvo lugar cuando el Gobierno, en su afán de
quitarle poder a este tipo de casas, mandaba que se les rebajase su
altura. Este tipo de mandatos se sucedían a lo largo de los años y así
la última vez que mandaron que se rebajase la torre, su dueño por aquel
entonces salió al encuentro del maestro, que era el encargado de
dirigir la obra, y, cuando lo encontró, le cortó las manos y le
arrebató la documentación que llevaba en ellas. Acto seguido, montó en
un caballo y se dirigió hacia el lugar conocido como Pozo de Arqueán en
el Río Miño, donde se ahogó.
En la actualidad la casa es conocida por ser el lugar donde nació el laureado pintor Tino Grandío.
LA CASA GRANDE DO VILAR:
La Casa Grande do Vilar la encontramos en la parroquia de Ourol, y,
como ocurre en la mayoría de los caseríos y pazos gallegos nacidos
alrededor del siglo XVII e XVIII, está encuadrada en un sector de
riqueza natural con abundantes carballeiras, pastizales y tierras de
labranza. Los señores do Vilar desde el año 1.700 tienen domicilio en
Lugo capital, hecho que explica que la casa no sufriese apenas
reformas, llegando hasta nuestros días tal y como era en sus orígenes.
El edificio se levanta sobre planta cuadriculada, de un solo andar y
con cubierta a cuatro aguas. La fachada principal está compuesta de
sillares de granito bien colocados y con un remate de un alero de
tres molduras. Podemos ver en ella una amplia portada adintelada con
seis ventanas. De la puerta principal llegamos a un amplio patio que
separa en dos cuerpos el caserío. En los cuatro paños que forman el
patio encontramos, entre otras cosas, una interesante puerta de arco de
medio punto que en tiempos pudo ser la entrada al habitáculo superior.
Acompañan a este conjunto varias puertas de servicio, antiguas
caballerizas, cuadras, horno y otros útiles.
A la cara norte de la casa se llega pasando bajo un gran portalón, el
cual da paso al contorno donde está el hórreo, el aira y lo que en su
día fue el jardín. En el andar tiene varias ventanas y un pequeño
balcón a paño con la pared. En el centro está la puerta de entrada al
interior, a la que se llega por una amplia escalinata con un pasamanos
moldeado de cantería. Sobre la cubierta sobresale una interesante
chimenea cuadricular con remates típicos del barroco gallego.
Ya fuera del conjunto de la casa encontramos la capilla familiar, que
es de más reciente construcción que la casa. Tiene planta cuadrada y
tejado a dos aguas. Su arquitectura está formada por una fachada de
cantería, con puerta adintelada, y, sobre ella, un pequeño saliente
donde están gravadas las letras Pardo y el año de 1.766. La puerta
principal mira hacia la fachada de la casa, a ella se accede a través
de una pequeña escalinata, también de cantería, con varios peldaños de
forma semicircular.
La casa luce en su fachada una piedra armeira, acuartelada y labrada
con dos torres y dos leones rampantes, alegoría muy asidua en cierta
época al Reino de Castilla. En un lateral del patio existe un hueco en
el que supuestamente hubo en tiempos un escudo de la familia que
actualmente no existe. En una pared de la capilla aparece un pequeño
escudete de los Ulloa, y ya puertas adentro existe un arcón tallado y
decorado con el águila de los Pardo.
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CASA DE LA HERRERíA:
El lugar de la Herrería, en Guntín lleva este nombre puesto que en su
día fue eso mismo, una herrería dependiente del Monasterio de Ferreira
de Pallares y administrada por los monjes del priorato de Ferreira.
Construida en el año 1635, sabemos según algunas referencias
bibliográficas tales como la obra anónima titulada "Noticias históricas
del Monasterio de Ferreira de Pallares, de la Orden de San Benito y
agregado al de San julián de Samos", que poseía las instalaciones
propias para la obtención del hierro, hecho que viene a corroborar el
Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752, cuando hace una
descripción detallada de la actividad de la misma.
En el año 1821, por causa de la desamortización, fue puesta en venta,
siendo su comprador el Marqués de Valladares en el año 1823. Siguió
trabajando como prueba el hecho de que la mencione el Diccionario de
P.Madoz, en 1847. Dejó de fundir en los últimos años del siglo XIX,
quedando el lugar como mazo, hasta que fue acondicionado el local para
molino.
FORTALEZAS QUE EN SU DÍA EXISTIERON EN EL AYUNTAMIENTO DE GUNTIN DE PALLARES:
- TORRE DE QUINTELA
- TORRE DE TOSENDE
- TORRE DE SANTA EUXEA
- TORRE DE SAN SALVADOR DE FRANCOS
- TORRE DE SIRVIÁN
- TORRE DAS RETORTAS
- CASTILLO DE SAN FIZ DO HERMO O CASTILLO DO BESGO
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MONUMETOS DEL AYUNTAMIENTO DE GUNTÍN DE PALLARES:
PUENTE CABALAR:
Es uno de los puentes romanos más hermosos que podemos encontrar en la
actualidad y en el que recientemente se ha acometido una restauración
en la que se han conservado todos los elementos originales del mismo. Une
los márgenes del Río Ferreira y sobre él discurría la vía romana que
unía directamente las ciudades de Brácara (Braga) y Lucus Augusti
(Lugo). Construido con losas de pizarra, forma tres arcos de medio
punto, algo en lo que los romanos eran especialistas.
Este puente destaca no sólo por la belleza de su construcción sino por el entorno en el que se sitúa.
MILIARIO DE SAN ROMÁN DA RETORTA:
Fecha del año 40 de nuestra era y en sus orígenes estaba situado a la
orilla del camino real. En él se podía leer un texto en latín referido
al emperador Calígula que traducido decía: " Caio César Augusto,
bisnieto del divino Augusto, Pontífice Máximo, con triple potestad
tribunicia, Cónsul por tercera vez, Padre de la Patria".
Las dimensiones del miliario eran de 2,35 metros de alto por 1,85 de
circunferencia. En el siglo XIX fue trasladado de sitio por el
propietario del terreno y utilizado como columna para un pendejo. En la
década de los ochenta del siglo XIX el sacerdote de Lugo D. Xosé
Trucharte lo vio e informó al presidente de la Diputación, que por
aquel entonces era D. Victoriano Sánchez Latas, el cual lo mandó sacar
de allí para posteriormente regalárselo al obispo de Astorga para que pasase a formar parte de su museo, donde sigue en la actualidad.
Hoy en día podemos disfrutar de una réplica que está colocada a unos
ciento cincuenta metros de la iglesia.En la parroquia de Santiago de
Entrambasaugas, alrededor del año 1936 fue encontrado otro miliario de
Marco Aurelio que en la actualidad se puede contemplar en el museo
Provincial de Lugo.
IGLESIA DE SANTIAGO DE ENTRAMBASAUGAS:
En esta iglesia distinguimos elementos pertenecientes a dos etapas bien
diferenciadas: una románica, que podríamos fechar a finales del Siglo
XI, y otra neoclásica de alrededor del Siglo XVIII.
Los primeros elementos que indican que pertenece al románico son las
dimensiones que presenta y la altura de sus muros, elementos
diferenciadores de la anterior etapa visigótica en la que las
construcciones se c aracterizaban
por su tamaño más reducido. Las puertas son el elemento románico más
importante con el que cuenta esta iglesia; la principal tiene un arco
de medio punto de tres arquivoltas, las dos interiores están formadas
por baquetones y la exterior por una moldura más sencilla. El arco de
la puerta rodea un tímpano que hace a las veces de dintel y que es
totalmente liso. Otra de las puertas con las que cuenta se encuentra en
el muro sur; ésta presenta un arco semicircular que al igual que la
otra envuelve un tímpano adintelado totalmente liso.
En la parte superior de los muros, en el lugar donde estos confluyen
con el tejado, encontramos una serie de figuras de piedra llamadas
canzorros en los que podemos observar en dos de ellos, uno por cada
lado, la representación de dos cabezas humanas. Es de destacar el que
esta construcción no cuente con demasiados elementos decorativos, hecho
que nos lleva a pensar que pertenece a un románico precoz en el que aún
se estaba forjando un estilo que luego perfeccionaría los elementos
estilísticos, por lo que podemos estar ante una de las primeras
iglesias románicas del municipio.
Los muros de la nave principal están hechos en cantería, abriéndose en
cada uno de ellos un par de ventanas muy estrechas que en el interior
se expanden para dejar más paso a la luz. Las ventanas se encuentran
casi en la parte superior de los muros, algo extraño que es indicativo
de que, o bien se pretendía darle más altura cuando se hicieron y luego
por la razón que fuese se dejasen tal y como están ahora, o bien que
sufriesen una remodelación y que se rebajasen.
Los elementos neoclásicos aparecen cuando en el año 1764 se lleva a
cabo una reforma en la que se construye el actual presbiterio,
eliminando por completo el ábside románico; esto se hacía con fin de
ampliar el lugar donde se llevaba a cabo la liturgia.
En el muro norte encontramos una inscripción latina de difícil lectura.
Fueron muchos los que trataron de descifrar el significado de la misma
sin llegar a un acuerdo. Uno de ellos, después de un minucioso estudio,
llega a la siguiente conclusión:
Arriba aparece RODERICVS PBR (Rodrigo, presbítero), al que identifica
coma el fundador de la iglesia. Seguidamente aparece QUI ISTAS LITERAS
ANTECEDENTES LEGERIT (el que estas letras antecedentes -las de Rodrigo
Presbítero- leyera) IN MENTE ABETE (lo tenga en su mente; que lo
recuerde siempre). Ya a modo de firma aparece PELAGIVS P que significa
"Pelagius lo puso". Esto nos indica que el tal Pelagius pudo ser el
director de la obra al que se le ocurrió hacer esta inscripción para
perpetuar el nombre del fundador de la iglesia y de paso el suyo mismo.
En el interior de la iglesia lo más significativo son las pinturas
murales que cubren los muros norte y sur. En el primero de ellos se
representa a Santiago Matamoros en plena batalla y en el otro aparece
el entierro de Jesucristo.
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IGLESIA DE SAN ROMAN DA RETORTA:
Esta iglesia pertenece a lo que podemos denominar como románico rural;
el ábside desapareció en su totalidad, incluido el arco triunfal cuando
se hizo una reforma alrededor del S. XVIII para sustituirlo por otro de
mayores dimensiones. Lo que sí se conserva por completo es la nave
original, nave con cubierta de losa a dos aguas que cuenta con una
fachada de muros laterales de cantería. Destacan especialmente sus dos
puertas. Sobre un par de columnas acodilladas y mediante una lisa
imposta, se apoya una ancha arquivolta de medio punto que rodea un
tímpano semicircular y liso. Las columnas son de una sola pieza
coronadas con capiteles de tipología vegetal. El derecho se adorna con
tres ordenes de hojas separadas entre sí.
En los muros aparecen las típicas ventanas-saeteras, estrechas en el
exterior y más amplias en el interior. Aparecen también los llamados
canzorros, que en este caso son todos lisos sin que se aprecie en ellos
representación de tipo alguno.
En el interior del muro sur, apoyándose por un lado sobre la misma
pilastra del arco triunfal, se hizo un arco que podríamos calificar
como curioso. Se trata de un arco que alberga en su interior a otro de
menores dimensiones. Simétrico a este gran arco aparece otro en el muro
norte. Todo parece indicar que en su día sirvieron para alojar en ellos
sendos retablos, hoy desaparecidos. Las piedras que componen el arco
del muro norte y el pequeño del sur son lisas; sin embargo, las que
forman el arco sur tienen en el centro una moldura tórica claramente
románica. Es entonces muy posible que este último se hiciese empleando
las piedras del antiguo arco triunfal románico.
Debajo del pequeño arco del muro sur está colocada la pila bautismal,
una pila con un gran valor en la que sin duda se bautizaron los
primeros cristianos de San Román da Retorta, hecho que sucedió en el
alto medievo mucho antes del año mil de nuestra era. Este dato es
fundamental, ya que estaríamos hablando de una pila bautismal que es
anterior incluso a la propia iglesia de San Román, reflejando esto los
años que puede tener.
IGLESIA DE SANTA CRUZ DA RETORTA:
Posee un valor singular, valor camuflado bajo la apariencia de una
iglesia sencilla, pequeña y sin nada que destaque a simple vista. Todo
esto va a cambiar cuando profundicemos un poco en su historia. La
podemos definir coma una auténtica joya del románico rural.
Conserva aún hoy en día la planta primitiva de nave y ábside, ambos
rectangulares con un tejado a dos aguas. No dejó de sufrir reformas al
igual q ue
otras muchas iglesias de esta época y una vez más vemos como esas
reformas iban encaminadas a ampliar el presbiterio, sustituyendo el
antiguo y originario arco triunfal románico por otro de hechura
neoclásica. Si se conservase el arco románico, hoy en día estaríamos
hablando de una iglesia con un valor histórico-artístico
extraordinario. Aún así, posee una serie de elementos que la
caracterizan.
El primero de ellos es la presencia de una ventana absidal que, a pesar
de la reforma llevada a cabo, permaneció intacta en su lugar de origen.
Se trata de una ventana saetera en arco de medio punto. En ella debemos
resaltar los elementos decorativos que la enmarcan exteriormente junto
con una piedra calada con la que se cierra el vano por la parte
interior. Los elementos exteriores son los clásicos de las ventanas
románicas importantes, es decir, un par de columnas, con las basas y
capiteles sobre las que se apoya una arquivolta en arco de medio punto.
Cabe destacar la importancia de la piedra calada que cierra el vano
interior, piedra prerrománica con motivos cruciformes. Tanto en la
parte superior coma en la inferior tiene cuatro calados en forma de
hoja. Están trazados geométricamente por cuatro semicircunferencias,
dos en sentido vertical y dos en horizontal, cuyos extremos se juntan
dos a dos. En el centro de la piedra aparecen otros tres calados en
forma de tres aberturas paralelas, verticales, alargadas y estrechas.
Otro de los tres elementos a los que hacíamos referencia es el tímpano
que encontramos en la puerta principal. Un tímpano en el que se
representan conjuntamente un pantocrátor (representación de Jesucristo
como rey de reyes), un Cielo Empíreo (simbolizado por el cielo lleno de
estrellas junto con el sol y la luna) y un halo trilobulado (la figura
de Jesucristo normalmente aparecía rodeada por una línea en forma de
almendra, que aquí aparece dividida en tres partes). Todo esto en
conjunto es lo que hace singular este elemento arquitectónico. El
pantocrátor aparece gravado de forma tosca con muy poca habilidad;
podemos hablar de un pantocrátor precoz de segunda mitad del siglo XI y
cuya técnica de grabado está más próxima a la tradición visigótica que
a la románica. El cielo estrellado rodeando el pantocrátor contribuye a
la singularidad del conjunto, que, como colofón final, presenta la
figura de Jesucristo envuelta en un halo trilobulado. Todo esto hace
que el tímpano de la puerta de entrada se pueda calificar coma
singular, como una primicia escultórica a nivel estatal.
El último de los elementos característicos es el crismón trinitario que
encontramos en la puerta norte de la iglesia. En primer lugar, hay que
decir que un crismón es una representación de Jesucristo, y es
trinitario porque representa a las tres divinas personas de la
Santísima Trinidad. La figura del crismón no es nueva; sin embargo,
podemos decir que lo que hay en Santa Cruz es muy característico según
afirmaciones de estudiosos de este tipo de representaciones
escultóricas. Los crismones están formados por la superposición de
letras P(ater), I(esus) –X(ristos) (et) S(piritus), S(anctus); junto a
estas letras aparecen normalmente las letras del alfabeto griego alfa y
omega (la primera y la última del alfabeto), que simbolizaban que
Jesucristo era el principio y el fin de todas las cosas. Pues bien, en
el crismón de Santa Cruz estas dos letras no aparecen y ocupan su lugar
cuatro puntos o bolitas colocadas simétricamente dos encima de la I
horizontal. Esto fue lo que lo convertía en único hasta que se encontró
otro de características muy similares en Melide. En él podemos ver una
serie de iniciales "PE" "PRE" que harían referencia a las abreviaturas
de PELAGIO, PRESBÍTERO, que bien podían corresponder al maestro que
dirigió la obra o bien al nombre de su fundador.
Esta peculiar iglesia de finales del siglo XI o comienzos del XII tiene
a su lado un crucero de piedra formado por un pedestal en el que aún
quedan huellas de la existencia de un peto y cuyo conjunto se asienta
sobre una base escalonada. En el pedestal se alza una cruz del tipo y
tamaño propio de los cruceiros. En el cruceiro vemos una inscripción
que dice "devotos de las almas año 1865".
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IGLESIA DE SAN LORENZO DE VILAMAIOR DE NEGRAL.
Las referencias que se tienen de la parroquia de Vilamaior y Negral
comienzan en el año 572 cuando se celebró un concilio en la ciudad de
Lugo; por aquel entonces venía referenciado como Negral. En el año 1179
en una bula de Alejandro III dirigida al obispo Juan en la que se
confirmaban con autoridad apostólica las posesiones de la iglesia de
Lugo se citan entre otras la de Vilamaior de Negral. En el año 1189, en
una donación hecha por Alfonso IX, se citan las iglesias de Ferreira de
Pallares y la de Vilamaior de Negral. Dato curioso el que en ninguno de
los documentos se haga referencia a su patrón San Lorenzo.
La iglesia solo conserva de la construcción original la nave central,
que aún así sufrió reformas tal y como lo indica el hecho de que no
conserve los típicos canzorros. El ábside, un poco más estrecho que la
nave pero más alto, fue remodelado alrededor del siglo XIX.
La nave podemos decir que pertenece a un estilo románico tardío. En su
muro norte se abren dos ventanas-saeteras pertenecientes a la primitiva
construcción románica.
IGLESIA MONASTERIAL DE SANTA MARIA DE FERREIRA DE PALLARES.-
Es por excelencia el monumento que podemos calificar como emblemático
del Ayuntamiento de Guntín de Pallares, un monumento lleno de historia
y de arte.
La fecha de su fundación se fija en el año 909 por los condes D. Ero y Doña Elvira.
A partir del año 909 ya aparecen documentos no sólo escritos sino también iconográficos escritos en la piedra.
De estos documentos podemos deducir que el conde D. Ero se retiró en
los últimos años de su vida y que allí falleció y fue enterrado. Cuando
este falleció, ingresó en su lugar Doña Elvira, según se desprende de
la donación hecha en el año 917. El hecho de que los fundadores de los
monasterios se retirasen a ellos y que fuesen enterrados allí mismo era
algo habitual.
Con ayuda de las piedras podemos conocer un poco más de la historia del
monasterio. Así, en una de las paredes del priorato-rectoral hay una
piedra con motivos claramente castrenses que podemos identificar como
pertenecientes a la anterior iglesia visigótica. De este alto medievo
es también un sepulcro de tipología ya poco antropomorfa que se
encuentra haciendo de pilón en una fuente que hay cerca del complejo
monasterial.
Dejamos atrás el alto medievo para adentrarnos en una rica etapa que
situamos en los siglos XI e XII. Encontramos entre los documentos
escritos el titulado "Carta de Mourelos", fechado el día 6 de diciembre
de 1094 en el que un tal Suario, hijo del cónsul Munio, con el
consentimiento de su mujer, Doña Sancha, hija del Conde Vela, dona la
sexta parte del monasterio a Santa María de Lugo (Catedral). Es esta la
primera conexión entre el monasterio y la sede episcopal. Una segunda
conexión es con Samos, según dice el estudioso Ángel del Castillo,
quien cita textualmente "los hermanos don Rodrigo y doña Elvira Muñiz,
descendientes de los fundadores, trajeron monjes de San Benito, a
últimos del siglo XI, o principios del XII. Fue abadía hasta el año
1517 en el que se unió al. Monasterio de Samos, por bula de León X."
En una de las galerías del lado este del claustro, junto a la puerta
sur de la iglesia, encontramos una caja de cantería cubierta con una
tapa plana también de forma rectangular. La forma es muy similar a la
del sepulcro del Obispo Pedro I que se encuentra en la catedral de
Lugo. Ambos ejemplares muestran con claridad el estilo de las cajas
mortuorias de piedra propias del siglo XII. En la lápida podemos ver
una inscripción que traducida al castellano dice: "aquí yace el Conde
Munio Peláez, que murió en la era de 1183 y en el día doce anterior al
de las Kalendas de octubre".
Otro tipo de inscripciones las encontramos empotradas en la pared del
Priorato-rectoral que da al patio exterior. Está en una piedra de
cantería que está partida por el centro. Consta de tres líneas de una
difícil lectura al estar hendida por la mitad y faltarle alguno de los
laterales. Aún así, consiguieron descifrar lo que pone en ella, que
traducido al castellano viene diciendo "en la era centésima
quincuagésimo octava, después de la milésima, fue hecha esta obra.
Rarilu la hizo" que quiere decir que en la era del 1158 (año 1120 de
nuestra era cristiana) se construyó esta obra y que la hizo Rarilo. En
el año que ahí figura seguro que aún no se iniciara la construcción de
la iglesia, también románica pero terminada un siglo después. Se cree,
por lo tanto, que se debe referir a la construcción de un nuevo
monasterio o de una nueva residencia de los monjes. Es muy lógico
pensar que en este tiempo el antiguo monasterio, además de su típica
pobreza propia del alto medievo, tenía que ser pequeño y estar
semiarruinado.
Otra de las inscripciones que encontramos se localiza a la derecha de
la descrita anteriormente, y tiene tallada una cruz de tipo procesional
de brazos iguales. Debajo de los brazos transversales cuelgan las
letras del alfabeto griego Alfa y Omega. El significado que le
encontramos es que la cruz simboliza a Cristo y las letras significan
el principio y el fin, con lo cual en conjunto quiere decir que Cristo
es el principio y el fin de todo.
Todo el actual complejo, a excepción del Priorato-rectoral, es obra de
cuatro etapas fundamentales. La primera de ellas pertenece toda a la
estructura románica de la iglesia. En una segunda etapa fue cuando se
hizo la capilla-panteón de los Taboada. Posteriormente se construyó el
claustro y por último la torre.
Aunque todas tienen importancia nos fijaremos en la primera de ellas y
así comenzaremos haciendo alusión a la planta de la iglesia. Consta de
una nave rectangular cubierta de madera y a dos aguas, de ábside de
tramo rectangular y cabecera semicircular que se cubren respectivamente
con bóveda de cañón y cuarto de naranja.
Su forma es muy similar a la de muchas iglesias repartidas por la
provincia y que pertenecen a lo que podríamos llamar románico rural,
con una salvedad: las dimensiones que ésta alcanza. Son precisamente
estas dimensiones las que hacen que el número de puertas sea de tres y
no de dos como venía siendo habitual. La orientada hacia el poniente es
la más monumental de todas ellas. La norte, que en tiempos daba acceso
a la iglesia, hoy en día se encuentra tapiada; la sur comunica el
templo con el claustro, que se supone que era la que usaban los monjes
para entrar en la iglesia desde el monasterio. El ábside era el
elemento por el que se iniciaban las iglesias y, por lo tanto, el
elemento más antiguo. El de Ferreira en su interior se conserva en su
estado original, si bien por el exterior sufrió alguna reforma.
BIBLIOGRAFÍA EMPLEADA:
"Fortalezas de Lugo y su Provincia"--- Manuel Vázquez Seijas.
"El románico de Lugo y su Provincia"—Jaime Delgado.
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